miércoles, 18 de mayo de 2011

Y si fuera verdad

Y si fuera verdad eso que dicen,
que los árboles han agotado su recuerdo,
que las horas madrugaron y traen con ellas
palabras fingidas arrastradas de la mano.
Que enero ya no es un mes, ahora es la costumbre,
una forma de vivir sombría, a veces átona,
que siembra -y riega- la vergüenza en los amantes.
Entonces, dime, ¿Y si fuera verdad?

Claro que, y si fuera verdad, también, lo otro,
que los labios, secados
y batidos de aspirar los vientos de la ausencia,
adornan las terrazas, los cafés,
las vitrinas de lujosos museos.
Se estudia el desamor como la historia,
y están llenas, si acaso por lo insólito,
las camillas forenses de cadáveres
marchitos de querer.

Entonces, dime, ¿Y si fuera verdad?

Llegados a tal punto de inferencia,
pregunto, y si fuera verdad lo aquello,
lo de los adioses concurridos tan repletos
de nostalgia, ese viejo vagón deslucido
anclado a la memoria.
Si fuera verdad que la alevosía,
las ganas de ganarse el uno al otro,
son un rumor que filtran las aceras,
un eco de leyenda en boca de las ancianas.
Entonces quizá, sea verdad cuando te acercas
y me dices que somos dos supervivientes.

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