miércoles, 23 de noviembre de 2011

PABLO NERUDA - Soneto XCVIII

Y esta palabra, este papel escrito por las mil manos de una sola mano, no queda en ti, no sirve para sueños, cae a la tierra: allí se continúa.
No importa que la luz o la alabanza se derramen y salgan de la copa si fueron un tenaz temblor del vino, si se tiñó tu boca de amaranto.
No quiere más la sílaba tardía, lo que trae y retrae el arrecife de mis recuerdos, la irritada espuma, no quiere más sino escribir tu nombre.
Y aunque lo calle mi sombrío amor más tarde lo dirá la primavera.

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