
de la lluvia,
caída insistente
que deforma los pasos, las huellas
de la tierra que la recibe
agua, barro, humedad
un todo mezclado
un todo uniforme
que se desgasta y se confunde
en esas tardes de invierno
inmersa
en el ritmo constante,
repetitivo descender…
todo se salpica a su paso,
la niebla abraza entristecida
un suelo que se anega y se ahoga
sin poder tragar más
grisáceo y empapado entorno
añorante de ese rayo de sol
que se cuela por las rendijas
o se filtra tímidamente
por el hueco de cualquier quicio
ritmo de lluvia
pertinaz
diapasón infinito
que retumba contundente
y sempiterno
en tardes lúgubres…
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