domingo, 3 de julio de 2011

Crepúsculo de JOSÉ ASUNCIÓN SILVA

En la tarde, en las horas del divino crepúsculo sereno, se pueblan de tinieblas los espacios y las almas de sueños.
Sobre un fondo de tonos nacarados la silueta del templo las altas tapias del jardín antiguo
y los árboles negros, cuyas ramas semejan un encaje movidas por el viento se destacan oscuras, melancólicas como un extraño espectro!
En estas horas de solemne calma vagan los pensamientos y buscan a la sombra de lo ignoto la quietud y el silencio.
Se recuerdan las caras adoradas de los queridos muertos que duermen para siempre en el sepulcro y hace tanto no vemos.
Bajan sobre las cosas de la vida las sombras de lo eterno y las almas emprenden su viaje al país del recuerdo.
También vamos cruzando lentamente de la vida el desierto también en el sepulcro helada sima más tarde dormiremos.
Que en la tarde, en las horas del divino crepúsculo sereno se pueblan de tinieblas los espacios y las almas de sueños!

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