Vivimos muy deprisa... demasiado deprisa, tanto que cuando nos queremos dar cuenta hemos cruzado gran parte de nuestra vida sin casi haber apreciado las pequeñas cosas, lo que realmente importa y nos llena. Desde aquí robaré un soplo al tiempo para los susurros y suspiros, los mios y por supuesto los tuyos.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
Poema: Norma y paraíso de los negros de Federico García Lorca
Odian la sombra del pájaro
sobre el pleamar de la blanca mejilla
y el conflicto de luz y viento
en el salón de la nieve fría.
Odian la flecha sin cuerpo,
el pañuelo exacto de la despedida,
la aguja que mantiene presión y rosa
en el gramíneo rubor de la sonrisa.
Aman el azul desierto,
las vacilantes expresiones bovinas,
la mentirosa luna de los polos,
la danza curva del agua en la orilla.
Con la ciencia del tronco y el rastro
llenan de nervios luminosos la arcilla
y patinan lúbricos por aguas y arenas
gustando la amarga frescura de su milenaria saliva.
Es por el azul crujiente,
azul sin un gusano ni una huella dormida,
donde los huevos de avestruz quedan eternos
y deambulan intactas las lluvias bailarinas.
Es por el azul sin historia,
azul de una noche sin temor de día,
azul donde el desnudo del viento va quebrando
los camellos sonámbulos de las nubes vacías.
Es allí donde sueñan los torsos bajo la gula de la hierba.
Allí los corales empapan la desesperación de la tinta,
los durmientes borran sus perfiles bajo la madeja de los caracoles
y queda el hueco de la danza sobre las últimas cenizas.
sobre el pleamar de la blanca mejilla
y el conflicto de luz y viento
en el salón de la nieve fría.
Odian la flecha sin cuerpo,
el pañuelo exacto de la despedida,
la aguja que mantiene presión y rosa
en el gramíneo rubor de la sonrisa.
Aman el azul desierto,
las vacilantes expresiones bovinas,
la mentirosa luna de los polos,
la danza curva del agua en la orilla.
Con la ciencia del tronco y el rastro
llenan de nervios luminosos la arcilla
y patinan lúbricos por aguas y arenas
gustando la amarga frescura de su milenaria saliva.
Es por el azul crujiente,
azul sin un gusano ni una huella dormida,
donde los huevos de avestruz quedan eternos
y deambulan intactas las lluvias bailarinas.
Es por el azul sin historia,
azul de una noche sin temor de día,
azul donde el desnudo del viento va quebrando
los camellos sonámbulos de las nubes vacías.
Es allí donde sueñan los torsos bajo la gula de la hierba.
Allí los corales empapan la desesperación de la tinta,
los durmientes borran sus perfiles bajo la madeja de los caracoles
y queda el hueco de la danza sobre las últimas cenizas.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Poema: Vuelta de paseo de Federico García Lorca
Asesinado por el cielo.
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.
Con el árbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.
Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.
Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.
Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.
Con el árbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.
Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.
Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.
Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!
domingo, 27 de noviembre de 2011
Tu infancia en Menton de Federico García Lorca
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
El tren y la mujer que llena el cielo.
Tu soledad esquiva en los hoteles
y tu máscara pura de otro signo.
Es la niñez del mar y tu silencio
donde los sabios vidrios se quebraban.
El tren y la mujer que llena el cielo.
Tu soledad esquiva en los hoteles
y tu máscara pura de otro signo.
Es la niñez del mar y tu silencio
donde los sabios vidrios se quebraban.
Es tu yerta ignorancia donde estuvo
mi torso limitado por el fuego.
Norma de amor te di, hombre de Apolo,
llanto con ruiseñor enajenado,
pero, pasto de ruina, te afilabas
para los breves sueños indecisos.
Pensamiento de enfrente, luz de ayer,
índices y señales del acaso.
Tu cintura de arena sin sosiego
atiende sólo rastros que no escalan.
Pero yo he de buscar por los rincones
tu alma tibia sin ti que no te entiende,
con el dolor de Apolo detenido
con que he roto la máscara que llevas.
Allí, león, allí furia del cielo,
te dejaré pacer en mis mejillas;
allí, caballo azul de mi locura,
pulso de nebulosa y minutero,
he de buscar las piedras de alacranes
y los vestidos de tu madre niña,
llanto de media noche y paño roto
que quitó luna de la sien del muerto.
Si, tu niñez ya fábula de fuentes.
Alma extraña de mi hueco de venas,
te he de buscar pequeña y sin raíces.
¡Amor de siempre, amor, amor de nunca!
¡Oh, sí! Yo quiero. ¡Amor, amor! Dejadme.
No me tapen la boca los que buscan
espigas de Saturno por la nieve
o castran animales por un cielo,
clínica y selva de la anatomía.
Amor, amor, amor. Niñez del mar.
Tu alma tibia sin ti que no te entiende.
Amor, amor, un vuelo de la corza
por el pecho sin fin de la blancura.
Y tu niñez, amor, y tu niñez.
El tren y la mujer que llena el cielo.
Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas.
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
sábado, 26 de noviembre de 2011
Poema: 1910 de Federico García Lorca
Aquellos ojos míos de mil novecientos
diez no vieron enterrar a los muertos, ni la feria de ceniza del que llora por la madrugada, ni el corazón que tiembl arrinconado como un caballito de mar.
Aquellos ojos míos de mil novecientos diez vieron la blanca pared donde orinaban las niñas, el hocico del toro, la seta venenosa y una luna incomprensible que iluminaba por los rincones los pedazos de limón seco bajo el negro duro de las botellas.
Aquellos ojos míos en el cuello de la jaca, en el seno traspasado de Santa Rosa dormida, en los tejados del amor, con gemidos y frescas manos, en un jardín donde los gatos se comían a las ranas.
Desván donde el polvo viejo congrega estatuas y musgos, cajas que guardan silencio de cangrejos devorados en el sitio donde el sueño tropezaba con su realidad.
Allí mis pequeños ojos.
No preguntarme nada. He visto que las cosas cuando buscan su curso encuentran su vacío.
Hay un dolor de huecos por el aire sin gente y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!
New York, agosto 1929.
Aquellos ojos míos de mil novecientos diez vieron la blanca pared donde orinaban las niñas, el hocico del toro, la seta venenosa y una luna incomprensible que iluminaba por los rincones los pedazos de limón seco bajo el negro duro de las botellas.
Aquellos ojos míos en el cuello de la jaca, en el seno traspasado de Santa Rosa dormida, en los tejados del amor, con gemidos y frescas manos, en un jardín donde los gatos se comían a las ranas.
Desván donde el polvo viejo congrega estatuas y musgos, cajas que guardan silencio de cangrejos devorados en el sitio donde el sueño tropezaba con su realidad.
Allí mis pequeños ojos.
No preguntarme nada. He visto que las cosas cuando buscan su curso encuentran su vacío.
Hay un dolor de huecos por el aire sin gente y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!
New York, agosto 1929.
viernes, 25 de noviembre de 2011
A una adúltera - Francisco de Quevedo
Sólo en ti, Lesbia, vemos que ha
perdido
El adulterio la vergüenza al cielo,
Pues que tan claramente y tan sin velo
Has los hidalgos huesos ofendido.
Por Dios, por ti, por mí, por tu marido,
Que no sepa tu infamia todo el suelo:
Cierra la puerta, vive con recelo,
Que el pecado nació para escondido.
No digo yo que dejes tus amigos,
Mas digo que no es bien que sean notados
De los pocos que son tus enemigos.
Mira que tus vecinos, afrentados,
Dicen que te deleitan los testigos
De tus pecados más que tus pecados.
El adulterio la vergüenza al cielo,
Pues que tan claramente y tan sin velo
Has los hidalgos huesos ofendido.
Por Dios, por ti, por mí, por tu marido,
Que no sepa tu infamia todo el suelo:
Cierra la puerta, vive con recelo,
Que el pecado nació para escondido.
No digo yo que dejes tus amigos,
Mas digo que no es bien que sean notados
De los pocos que son tus enemigos.
Mira que tus vecinos, afrentados,
Dicen que te deleitan los testigos
De tus pecados más que tus pecados.
jueves, 24 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCVII
Hay que volar en este tiempo, a dónde?
Sin alas, sin avión, volar sin duda: ya los pasos pasaron sin remedio, no elevaron los pies del pasajero.
Hay que volar a cada instante como las águilas, las moscas y los días, hay que vencer los ojos de Saturno y establecer allí nuevas campanas.
Ya no bastan zapatos ni caminos, ya no sirve la tierra a los errantes, ya cruzaron la noche las raíces, y tú aparecerás en otra estrella determinadamente transitoria convertida por fin en amapola.
Sin alas, sin avión, volar sin duda: ya los pasos pasaron sin remedio, no elevaron los pies del pasajero.
Hay que volar a cada instante como las águilas, las moscas y los días, hay que vencer los ojos de Saturno y establecer allí nuevas campanas.
Ya no bastan zapatos ni caminos, ya no sirve la tierra a los errantes, ya cruzaron la noche las raíces, y tú aparecerás en otra estrella determinadamente transitoria convertida por fin en amapola.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCVIII
Y esta palabra, este papel escrito por las mil manos de una sola mano, no queda en ti, no sirve para sueños, cae a la tierra: allí se continúa.
No importa que la luz o la alabanza se derramen y salgan de la copa si fueron un tenaz temblor del vino, si se tiñó tu boca de amaranto.
No quiere más la sílaba tardía, lo que trae y retrae el arrecife de mis recuerdos, la irritada espuma, no quiere más sino escribir tu nombre.
Y aunque lo calle mi sombrío amor más tarde lo dirá la primavera.
No importa que la luz o la alabanza se derramen y salgan de la copa si fueron un tenaz temblor del vino, si se tiñó tu boca de amaranto.
No quiere más la sílaba tardía, lo que trae y retrae el arrecife de mis recuerdos, la irritada espuma, no quiere más sino escribir tu nombre.
Y aunque lo calle mi sombrío amor más tarde lo dirá la primavera.
martes, 22 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCIX
Otros días vendrán, será entendido el silencio de plantas y planetas y cuántas cosas puras pasarán!
Tendrán olor a luna los violines!
El pan será tal vez como tú eres: tendrá tu voz, tu condición de trigo, y hablarán otras cosas con tu voz:
los caballos perdidos del Otoño. Aunque no sea como está dispuesto el amor llenará grandes barricas como la antigua miel de los pastores, y tú en el polvo de mi corazón (en donde habrán inmensos almacenes) irás y volverás entre sandías.
Tendrán olor a luna los violines!
El pan será tal vez como tú eres: tendrá tu voz, tu condición de trigo, y hablarán otras cosas con tu voz:
los caballos perdidos del Otoño. Aunque no sea como está dispuesto el amor llenará grandes barricas como la antigua miel de los pastores, y tú en el polvo de mi corazón (en donde habrán inmensos almacenes) irás y volverás entre sandías.
lunes, 21 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto C
En medio de la tierra apartaré las esmeraldas para divisarte y tú estarás copiando las espigas con una pluma de agua mensajera.
Qué mundo! Qué profundo perejil!
Qué nave navegando en la dulzura!
Y tú tal vez y yo tal vez topacio!
Ya no habrá división en las campanas.
Ya no habrá sino todo el aire libre, las manzanas llevadas por el viento, el suculento libro en la enramada, y allí donde respiran los claveles fundaremos un traje que resista la eternidad de un beso victorioso.
Qué mundo! Qué profundo perejil!
Qué nave navegando en la dulzura!
Y tú tal vez y yo tal vez topacio!
Ya no habrá división en las campanas.
Ya no habrá sino todo el aire libre, las manzanas llevadas por el viento, el suculento libro en la enramada, y allí donde respiran los claveles fundaremos un traje que resista la eternidad de un beso victorioso.
domingo, 20 de noviembre de 2011
sábado, 19 de noviembre de 2011
viernes, 18 de noviembre de 2011
jueves, 17 de noviembre de 2011
miércoles, 16 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto LXXXVII
Las tres aves del mar, tres rayos, tres tijeras
cruzaron por el cielo frío hacia Antofagasta,
por eso quedó el aire tembloroso,
todo tembló como bandera herida.
Soledad, dame el signo de tu incesante origen,
el apenas camino de los pájaros crueles,
y la palpitación que sin duda precede
a la miel, a la música, al mar, al nacimiento.
(Soledad sostenida por un constante rostro
como una grave flor sin cesar extendida
hasta abarcar la pura muchedumbre del cielo.)
Volaban alas frías del mar, del Archipiélago,
hacia la arena del Noroeste de Chile.
Y la noche cerró su celeste cerrojo.
cruzaron por el cielo frío hacia Antofagasta,
por eso quedó el aire tembloroso,
todo tembló como bandera herida.
Soledad, dame el signo de tu incesante origen,
el apenas camino de los pájaros crueles,
y la palpitación que sin duda precede
a la miel, a la música, al mar, al nacimiento.
(Soledad sostenida por un constante rostro
como una grave flor sin cesar extendida
hasta abarcar la pura muchedumbre del cielo.)
Volaban alas frías del mar, del Archipiélago,
hacia la arena del Noroeste de Chile.
Y la noche cerró su celeste cerrojo.
martes, 15 de noviembre de 2011
lunes, 14 de noviembre de 2011
domingo, 13 de noviembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCIII
Si alguna vez tu pecho se detiene, si algo deja de andar ardiendo por tus venas, si tu voz en tu boca se va sin ser palabra, si tus manos se olvidan de volar y se duermen, Matilde, amor, deja tus labios entreabierto porque ese último beso debe durar conmigo, debe quedar inmóvil para siempre en tu boca para que así también me acompañe en mi muerte.
Me moriré besando tu loca boca fría, abrazando el racimo perdido de tu cuerpo, y buscando la luz de tus ojos cerrados.
Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo iremos confundidos en una sola muerte a vivir para siempre la eternidad de un beso.
Me moriré besando tu loca boca fría, abrazando el racimo perdido de tu cuerpo, y buscando la luz de tus ojos cerrados.
Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo iremos confundidos en una sola muerte a vivir para siempre la eternidad de un beso.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCIV
Si muero sobrevíveme con tanta fuerza pura que despiertes la furia del pálido y del frío, de sur a sur levanta tus ojos indelebles, de sol a sol que suene tu boca de guitarra.
No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos, no quiero que se muera mi herencia de alegría, no llames a mi pecho, estoy ausente.
Vive en mi ausencia como en una casa.
Es una casa tan grande la ausencia que pasarás en ella a través de los muros y colgarás los cuadros en el aire.
Es una casa tan transparente la ausencia que yo sin vida te veré vivir y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.
No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos, no quiero que se muera mi herencia de alegría, no llames a mi pecho, estoy ausente.
Vive en mi ausencia como en una casa.
Es una casa tan grande la ausencia que pasarás en ella a través de los muros y colgarás los cuadros en el aire.
Es una casa tan transparente la ausencia que yo sin vida te veré vivir y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.
martes, 8 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCV
Quiénes se amaron como nosotros? Busquemos
las antiguas cenizas del corazón quemado y allí que caigan uno por uno nuestros besos hasta que resucite la flor deshabitada.
Amemos el amor que consumió su fruto y descendió a la tierra con rostro y poderío: tú y yo somos la luz que continúa, su inquebrantable espiga delicada.
Al amor sepultado por tanto tiempo frío, por nieve y primavera, por olvido y otoño, acerquemos la luz de una nueva manzana, de la frescura abierta por una nueva herida, como el amor antiguo que camina en silencio por una eternidad de bocas enterradas.
las antiguas cenizas del corazón quemado y allí que caigan uno por uno nuestros besos hasta que resucite la flor deshabitada.
Amemos el amor que consumió su fruto y descendió a la tierra con rostro y poderío: tú y yo somos la luz que continúa, su inquebrantable espiga delicada.
Al amor sepultado por tanto tiempo frío, por nieve y primavera, por olvido y otoño, acerquemos la luz de una nueva manzana, de la frescura abierta por una nueva herida, como el amor antiguo que camina en silencio por una eternidad de bocas enterradas.
lunes, 7 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCVI
Pienso, esta época en que tú me amaste se irá por otra azul sustituida, será otra piel sobre los mismos huesos,
otros ojos verán la primavera.
Nadie de los que ataron esta hora, de los que conversaron con el humo, gobiernos, traficantes, transeúntes, continuarán moviéndose en sus hilos.
Se irán los crueles dioses con anteojos, los peludos carnívoros con libro, los pulgones y los pipipasseyros.
Y cuando esté recién lavado el mundo nacerán otros ojos en el agua y crecerá sin lágrimas el trigo.
otros ojos verán la primavera.
Nadie de los que ataron esta hora, de los que conversaron con el humo, gobiernos, traficantes, transeúntes, continuarán moviéndose en sus hilos.
Se irán los crueles dioses con anteojos, los peludos carnívoros con libro, los pulgones y los pipipasseyros.
Y cuando esté recién lavado el mundo nacerán otros ojos en el agua y crecerá sin lágrimas el trigo.
domingo, 6 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto LXXXVIII
El mes de Marzo vuelve con su luz escondida y se deslizan peces inmensos por el cielo, vago vapor terrestre progresa sigiloso, una por una caen al silencio las cosas.
Por suerte en esta crisis de atmósfera errabunda reuniste las vidas del mar con las del fuego, el movimiento gris de la nave de invierno, la forma que el amor imprimió a la guitarra.
Oh amor, rosa mojada por sirenas y espumas, fuego que baila y sube la invisible escalera y despierta en el túnel del insomnio a la sangre para que se consuman las olas en el cielo, olvide el mar sus bienes y leones y caiga el mundo adentro de las redes oscuras.
Por suerte en esta crisis de atmósfera errabunda reuniste las vidas del mar con las del fuego, el movimiento gris de la nave de invierno, la forma que el amor imprimió a la guitarra.
Oh amor, rosa mojada por sirenas y espumas, fuego que baila y sube la invisible escalera y despierta en el túnel del insomnio a la sangre para que se consuman las olas en el cielo, olvide el mar sus bienes y leones y caiga el mundo adentro de las redes oscuras.
sábado, 5 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto LXXXIX
Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:
quiero la luz y el trigo de tus manos amadas pasar una vez más sobre mí su frescura: sentir la suavidad que cambió mi destino.
Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero, quiero que tus oídos sigan oyendo el viento, que huelas el aroma del mar que amamos juntos y que sigas pisando la arena que pisamos.
Quiero que lo que amo siga vivo y a ti te amé y canté sobre todas las cosas, por eso sigue tú floreciendo, florida, para que alcances todo lo que mi amor te ordena, para que se pasee mi sombra por tu pelo, para que así conozcan la razón de mi canto.
quiero la luz y el trigo de tus manos amadas pasar una vez más sobre mí su frescura: sentir la suavidad que cambió mi destino.
Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero, quiero que tus oídos sigan oyendo el viento, que huelas el aroma del mar que amamos juntos y que sigas pisando la arena que pisamos.
Quiero que lo que amo siga vivo y a ti te amé y canté sobre todas las cosas, por eso sigue tú floreciendo, florida, para que alcances todo lo que mi amor te ordena, para que se pasee mi sombra por tu pelo, para que así conozcan la razón de mi canto.
viernes, 4 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XC
Read
more... Pensé morir, sentí de cerca el frío, y de cuanto viví sólo a ti te dejaba: tu boca eran mi día y mi noche terrestres
y tu piel la república fundada por mis besos.
En ese instante se terminaron los libros, la amistad, los tesoros sin tregua acumulados, la casa transparente que tú y yo construimos: todo dejó de ser, menos tus ojos.
Porque el amor, mientras la vida nos acosa, es simplemente una ola alta sobre las olas, pero ay cuando la muerte viene a tocar a la puerta hay sólo tu mirada para tanto vacío, sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.
y tu piel la república fundada por mis besos.
En ese instante se terminaron los libros, la amistad, los tesoros sin tregua acumulados, la casa transparente que tú y yo construimos: todo dejó de ser, menos tus ojos.
Porque el amor, mientras la vida nos acosa, es simplemente una ola alta sobre las olas, pero ay cuando la muerte viene a tocar a la puerta hay sólo tu mirada para tanto vacío, sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.
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jueves, 3 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCI
La edad nos cubre como la llovizna, interminable y árido es el tiempo, una pluma de sal toca tu rostro, una gotera carcomió mi traje: el tiempo no distingue entre mis manos
o un vuelo de naranjas en las tuyas: pica con nieve y azadón la vida a vida tuya que es la vida mía.
La vida mía que te di se llena de años, como el volumen de un racimo.
Regresarán las uvas a la tierra.
Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo, esperando, lloviendo sobre el polvo, ávido de borrar hasta la ausencia.
o un vuelo de naranjas en las tuyas: pica con nieve y azadón la vida a vida tuya que es la vida mía.
La vida mía que te di se llena de años, como el volumen de un racimo.
Regresarán las uvas a la tierra.
Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo, esperando, lloviendo sobre el polvo, ávido de borrar hasta la ausencia.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto XCII
Amor mío, si muero y tú no mueres, no demos al dolor más territorio: amor mío, si mueres y no muero, no hay extensión como la que vivimos.
Polvo en el trigo, arena en las arenas el tiempo, el agua errante, el viento vago nos llevó como grano navegante.
Pudimos no encontrarnos en el tiempo.
Esta pradera en que nos encontramos oh pequeño infinito! devolvemos.
Pero este amor, amor, no ha terminado, y así como no tuvo nacimiento no tiene muerte, es como un largo río, sólo cambia de tierras y de labios.
Polvo en el trigo, arena en las arenas el tiempo, el agua errante, el viento vago nos llevó como grano navegante.
Pudimos no encontrarnos en el tiempo.
Esta pradera en que nos encontramos oh pequeño infinito! devolvemos.
Pero este amor, amor, no ha terminado, y así como no tuvo nacimiento no tiene muerte, es como un largo río, sólo cambia de tierras y de labios.
martes, 1 de noviembre de 2011
PABLO NERUDA - Soneto LXXXVI
Oh Cruz del Sur, oh trébol de fósforo fragante,
con cuatro besos hoy penetró tu hermosura y atravesó la sombra y mi sombrero:
la luna iba redonda por el frío.
Entonces con mi amor, con mi amada, oh diamantes de escarcha azul, serenidad del cielo, espejo, apareciste y se llenó la noche
con tus cuatro bodegas temblorosas de vino.
Oh palpitante plata de pez pulido y puro,
cruz verde, perejil de la sombra radiante,
luciérnaga a la unidad del cielo condenada,
descansa en mí, cerremos tus ojos y los míos.
Por un minuto duerme con la noche del hombre.
Enciende en mí tus cuatro números constelados.
con cuatro besos hoy penetró tu hermosura y atravesó la sombra y mi sombrero:
la luna iba redonda por el frío.
Entonces con mi amor, con mi amada, oh diamantes de escarcha azul, serenidad del cielo, espejo, apareciste y se llenó la noche
con tus cuatro bodegas temblorosas de vino.
Oh palpitante plata de pez pulido y puro,
cruz verde, perejil de la sombra radiante,
luciérnaga a la unidad del cielo condenada,
descansa en mí, cerremos tus ojos y los míos.
Por un minuto duerme con la noche del hombre.
Enciende en mí tus cuatro números constelados.
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